Hacia la séptima generación de izquierda

Sobre la jornada de huelga general (29-S)

 

1.- Una huelga planteada tarde y mal no por ello es menos perentoria

            Como todos saben, a través de nuestra página web (www.izquierdahispanica.org) y los grupos y redes sociales creados por nosotros y nuestros seguidores, Izquierda Hispánica estuvo desde el principio a favor de la huelga general en España, acontecida el pasado 29 de septiembre. Los motivos de nuestro posicionamiento a favor están compendiados en el comunicado que emitimos dos días antes, que puede leerse también en nuestra web (http://www.izquierdahispanica.org/ih.html?page=huelga&do=edit).
 
            Sin embargo, vemos necesaria una segunda parte, la del análisis de la huelga, de las manifestaciones y de su repercusión. IH estuvo presente físicamente, como no podía ser de otro modo en una organización comprometida con una huelga general, en varias concentraciones de la jornada de huelga varias ciudades españolas. Y es que IH está comprometida políticamente no ya a nivel de dialéctica de Estados con el mantenimiento de la unidad de España y de todas las naciones políticas hispánicas y de la interrelación cada vez más estrecha entre todas ellas hacia la unidad económica, institucional y política, sino también a nivel de dialéctica de clases con los principales protagonistas de la creación de valor en la nación, en la capa basal de la producción y el consumo: los trabajadores, quienes hacen patria más que nadie.
 
            Y estuvimos presentes por un motivo esencial, que ya Lenin enunció en uno de sus más famosos escritos:
 
            "La lucha contra la \'aristocracia obrera\' la sostenemos en nombre de las masas obreras y para ponerlas de nuestra parte; la lucha contra los jefes oportunistas y socialchovinistas la sostenemos para ganarnos a la clase obrera. Sería necio olvidar esta verdad elementalísima y más que evidente. Y tal es, precisamente, la necedad que cometen los comunistas alemanes \'de izquierda\', los cuales deducen del carácter reaccionario y contrarrevolucionario de los cabecillas de los sindicatos la conclusión de que es preciso... ¡¡salir de los sindicatos!!, ¡¡renunciar al trabajo en ellos!!, ¡¡crear formas de organización obrera nuevas, inventadas!! Una estupidez tan imperdonable, que equivale al mejor servicio que los comunistas pueden prestar a la burguesía. (...) No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas o atrasadas a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía, de los obreros aristócratas u \'obreros aburguesados\'.

Precisamente la absurda \'teoría\' de la no participación de los comunistas en los sindicatos reaccionarios demuestra del modo más evidente con qué ligereza consideran estos comunistas \'de izquierda\' la cuestión de la influencia sobre las \'masas\' y de qué modo abusan de su griterío acerca de las \'masas\'. Para saber ayudar a la \'masa\' y conquistar su simpatía, su adhesión y su apoyo no hay que temer las dificultades, las quisquillas, las zancadillas, los insultos y la persecución de los jefes (...) Se debe trabajar sin falta allí donde estén las masas. Hay que saber hacer toda clase de sacrificios y vencer los mayores obstáculos para llevar a cabo una propaganda y una agitación sistemáticas, tenaces, perseverantes, y pacientes precisamente en las instituciones, sociedades y sindicatos, por reaccionarios que sean, donde haya masas proletarias o semiproletarias. Y los sindicatos y las cooperativas obreras son precisamente las organizaciones donde están las masas.
"

Lenin, La enfermedad infantil del \'izquierdismo\' en el comunismo, (pag. 60-61 de
la Edición de la Fundación Federico Engels, 1998. Original de 1920).
 
            Así pues, Izquierda Hispánica se encuentra, al nivel de sus posibilidades actuales, dentro del movimiento obrero español, luchando contra una reforma laboral que recorta derechos, abarata el despido y sitúa a una parte importante de los asalariados en perspectivas de precariedad laboral indefinida, pues en plena crisis económica mundial la ciudadanía española no ve la salida a corto y medio plazo de una situación que, aunque no está todavía a los niveles de Grecia, puede encontrarse en ella en poco tiempo si no se toman las medidas oportunas. Y si bien la figura clásica del proletario ha desaparecido prácticamente en España (proletario es quien produce plusvalor), los asalariados españoles, tanto los que producen valor como los que no, se encuentran indefensos ante la reforma laboral que se ha aprobado, tanto que no les queda otra que la movilización sindical y la presión desde la base a la cúpula de los sindicatos para forzarlos a tomar medidas de presión al gobierno. Si se ha hecho tarde y mal la huelga general, entre otras cosas, es por la connivencia ideológica de los trabajadores con el gobierno socialdemócrata, y hasta que no han empezado a ver claramente que las mentiras izquierdistas de Zapatero y sus ministros y sicofantes no podían encubrir una realidad laboral cada vez más precaria, no se empezaron a movilizar. Y la primera parte de la movilización era, de manera lógica e inevitable, frente a la burocracia sindical actual.
 
            Y nos encontramos dentro del movimiento de reivindicación de derechos para los trabajadores porque nos resulta del todo penoso los posicionamientos izquierdistas indefinidos de determinados grupos y medios “alternativos” españoles (y anti-españoles) que claman por la supresión de los sindicatos, por la creación de formas alternativas de organización obrera –“autónoma”-, o por quitar las subvenciones a los sindicatos para que se mantengan sólo con las cuotas de sus afiliados (¿piden lo mismo estos últimos para la Iglesia Católica, que junto con los sindicatos y la Selección Española de fútbol, es la institución que más gente moviliza en España?). Estas posiciones son, implícita o explícitamente, lo quieran o no sus partidarios, solidarias de las políticas liberales y socialdemócratas partidarias de la reforma laboral, del abaratamiento del despido, de la prolongación de la jubilación, de la lamentable huída al extranjero de nuestros más preparados estudiantes universitarios para encontrar trabajo y apoyo a sus investigaciones.
 
            Este izquierdismo patético es aliado de las políticas de recortes de derechos que defienden tanto el Partido Popular y sus medios afines (Intereconomía, Libertad Digital, Periodista Digital), como el PSOE zapateril actual y sus medios afines (el diario El País, del grupo PRISA, calificó la huelga como “anacrónica”, por no hablar del oportunismo del diario Público de Jaime Roures, el cual era vendido en la jornada de huelga en Madrid, mientras en sus páginas se defendía la gestión de Zapatero “contra” la crisis). Este izquierdismo se sitúa a la derecha del movimiento sindical, pues al englobar a todos los militantes sindicales (trabajadores, no lo olvidemos), en una supuesta conspiración de Zapatero contra el PP para hacer uso de UGT y CC.OO. en una estrategia que le permita gobernar sin problemas, se alían con los que piden la minimización de poder de los sindicatos, o su destrucción, y con ello, provocar la indefensión institucional de los trabajadores frente a los capitalistas que los contratan.
 
            Y aquí no se trata de defender a la clase obrera “porque sí”, ni de ver en esta clase (mayormente asalariados más que proletarios, como hemos dicho), como una unidad homogénea repleta de potenciales “emancipadores de la Humanidad”. IH no cae en esta ingenua idea, ni tampoco en las trampas ideológicas de aquellos que puedan acusar, con mala fe, a nuestra organización de ello. De lo que se trata es de algo que se constató de manera significativa en toda la jornada de huelga: que existe un cada vez mayor abismo entre las cúpulas dirigentes de los sindicatos y sus bases militantes, que no puede obviarse si se quiere revertir la situación social precaria de los trabajadores españoles. Y esto, independientemente de los plazos que se estimen para ello.
 
2.- Las cúpulas sindicales, al aliarse con el gobierno del PSOE, resultan ser antisocialistas y antiobreras
 
            Las manifestaciones mostraron en las calles españolas carteles (los más pequeños y elaborados con menos recursos) que llamaban, ingenuamente, “¡Traidor!” a Zapatero. Decimos ingenuamente porque Zapatero no es un traidor, si acaso sí es un trilero político, un mentiroso compulsivo y un embaucador, pero que jamás ha renunciado a sus ideas delirantes, pero profundamente antisocialistas para España: Zapatero es el exponente máximo en el presente de una socialdemocracia progresista no marxista que no duda en coger un martillo de juguete para aporrear al “capital” mientras con la otra pacta con él reformas laborales y administrativas que desunen a España y ahondan en las desigualdades sociales entre los españoles. Mientras las bases sindicales gritaban “¡Zapatero, Dimisión!” (un grito que empezó a oírse entre los populares españoles ya en el 2004, pero que ya no es sólo patrimonio suyo), las cúpulas (Toxo y Méndez entre otros), encabezaban las marchas con un patético lema: “Así no, rectificación ya”.
 
Lema patético de la jornada de huelga enarbolado por los sindicatos mayoritarios
 
            ¿Qué clase de lema es ese? ¿Acaso no está claro que se trata de una bajada de pantalones de las cúpulas sindicales al Gobierno de la nación, lastimera, que les pide, para que no se enfaden, que reconsideren sus políticas laborales? Izquierda Hispánica ve que las cúpulas sindicales se encuentran en una situación de connivencia con la socialdemocracia en el poder, y no hay nada más antiobrero en el presente que ser aliado de la socialdemocracia. En Madrid, Fernández Toxo fue explícito: “Lo digo por activa y por pasiva, esta no es una huelga contra el Gobierno”. ¿Cómo es posible que no sea una huelga contra el Gobierno cuando la mayoría de las personas concentradas en la manifestación pedían la dimisión de Zapatero? Ocurre que las castas dirigentes de los sindicatos jamás permitirían una revuelta contra el Gobierno del PSOE, volviéndose así no ya contra sus propias bases, sino también contra la amplia mayoría de la ciudadanía española, cuyos derechos e intereses chocan frontalmente contra la política antisocial de José Luis Rodríguez Zapatero. Recordemos que en la huelga general del 14 de diciembre de 1988, el líder de la UGT (brazo sindical del PSOE), Nicolás Redondo, rompió los lazos que le unían al partido radicalmente, enfrentándose a las políticas de Felipe González que, en aquel momento abogaban por la reforma de la contratación juvenil, y su consiguiente precarización. Redondo le declaró la guerra a González, renunciando a su acta de Diputado en Cortes, y su relación jamás se recompuso. Los líderes actuales de los sindicatos mayoritarios jamás darían un paso adelante de esa magnitud, aunque también es cierto que la nación paró por completo su actividad en 1988, cosa que en esta ocasión no ha ocurrido (se cumplieron los servicios mínimos en la mayoría de las provincias españolas), y ahora, con crisis económica, la población no está tan dispuesta, de momento, a tales sacrificios.
 
3.- No hay alternativa política a lo que hay: la partitocracia
 
            Pero es de lógica pensar que esta misma ciudadanía que pide la dimisión de Zapatero no quiere que Mariano Rajoy, candidato del Partido Popular a la presidencia del Gobierno, llegue a la Moncloa. Por dos motivos: el primero, porque todavía hoy, y en las manifestaciones se vio claramente, funcionan a toda máquina los mitos de la izquierda y de la derecha. El mito de la izquierda consiste en pensar que existe una única izquierda política que debe unirse frente a la derecha. Pero esto es falso, pues no hay, ni ha habido históricamente, ni habrá jamás, una única izquierda política definida, sino varias, y enfrentadas entre sí. El mito de la derecha consiste en ver a la derecha como una unidad realmente existente, cuando los perfiles de la derecha tradicional han quedado tan desdibujados que ésta prácticamente ha dejado de existir, cuando la derecha liberal resulta ser al mismo tiempo izquierda liberal, y cuando incluso hay formas de derecha política socialistas, que defienden las mismas medidas socioeconómicas que podría defender la socialdemocracia (la democracia cristiana por ejemplo). Por no hablar de derechas que, anacrónicamente, resultan ser defendidas por algunas corrientes de izquierda indefinida, como pueda ser el neofeudalismo (el nacionalismo étnico secesionista), el indigenismo o el islamismo; o del neofascismo, marginal pero muy violento, que en Europa ve una vía para colarse en los parlamentos mediante la crítica a la inmigración masiva.
 
            Pero el segundo motivo no puede pasarse por alto, y es que, ahora mismo, cada vez más gente se da cuenta de que PSOE y PP son lo mismo, “La misma mierda son”, rezaba otro eslogan en las manifestaciones. Izquierda Hispánica cree necesario ahondar en esta idea entre las bases sindicales y de la población en general, y por ello es necesario luchar contra ambos mitos, el de la izquierda y el de la derecha enunciados en el párrafo anterior. Pues, a nivel de dialéctica de Estados, estos mitos quedaron en entredicho con el hundimiento del Imperio Soviético y la guerra en Yugoslavia. Y a nivel de dialéctica de clases, y salvando el período del “¡No a la guerra!”durante la legislatura de José María Aznar, desde 1994 y la reforma laboral de Felipe González que inició el funcionamiento en España de las ETTs, cada vez más gente tuvo presente que daba igual quién gobernase la nación, pues ambos partidos, PSOE y PP, iban a defender los mismos intereses: los del capital patrio y los de los señoritos neofeudales locales.
 
4.- No se puede estar contra la reforma laboral al mismo tiempo que se está con las cúpulas sindicales actuales
 
            Por ello debemos denunciar la connivencia de las burocracias sindicales en las cúpulas con el régimen actual de 1978, y hacer ver progresivamente a nuestros compatriotas que la única salida digna que le queda a España, si no quiere reproducir cíclicamente farsas políticas que engañen a la nación, es la salida revolucionaria que: a) haga cambiar por completo la política de las cúpulas sindicales (ponemos la mano en el fuego al afirmar que si no hubiese sido por presión de las bases y de los distintos comités de empresa de toda España ni Méndez ni Toxo hubieran llegado a la jornada de huelga del día 29 de septiembre, a todas luces insuficiente; una huelga precaria frente a una situación social cada vez más precaria), b) cambiar por completo las relaciones entre el sindicalismo español y el poder político, c) acabar con la atomización institucional de las federaciones sindicales, las cuales dan alas a los gobiernos locales nacionalistas y secesionistas en sus políticas de expolio y destrucción de España, y d) acabar con el régimen constitucional de 1978 e instaurar un sistema unitario, unicameral, presidencialista y republicano (también el rey hizo “huelga” el día 29, algo que nos recordaron los líderes de las cúpulas sindicales, como si los trabajadores tuviésemos que dar las gracias al Borbón por ser “de izquierdas”, como si estuviésemos en 1977, o en el 23-F).
 
            Esta es la única salida digna que le queda a unos trabajadores desilusionados con un régimen cuyos tentáculos (sindicales, empresariales, administrativos, partitocráticos), no hacen sino ahogarles cada vez más, salvo cuando les permiten respirar pequeñas dosis de aire, suministrado no sin adornos sofistas de democratismo barato e izquierdismo indefinido. Por ello IH ha de estar con las masas, en los centros de trabajo, en los centros sindicales, en los comités de empresa y en las asociaciones obreras, luchando codo con codo con ellos, criticando a unas cúpulas vendidas a un régimen que pone topes a las aspiraciones de los trabajadores.
 
5.- Aún sabiendo la corrupción no delictiva de las cúpulas sindicales, las movilizaciones han de seguir, al igual que la crítica a los medios cómplices, a “izquierda” y a “derecha”, de los partidarios de la precarización
 
            No es de extrañar, por todo esto, que la propaganda liberal y socialdemócrata, también izquierdista menchevique, haya calado en buena parte de la sociedad: los sindicatos no valen para nada, son una panda de vagos y hay que eliminarlos. No en vano, el éxito de esta propaganda ha propiciado que la huelga, sin negar sus logros organizativos, no haya resultado el éxito que las cúpulas sindicales esperaban (o que decían esperar). Porque esta huelga podría haberse hecho antes, cuando no había 4 millones de parados como hay hoy. Y ha sido el comportamiento nefasto de Méndez y Toxo y otros líderes sindicales el que ha llevado, junto con la propaganda (que no han combatido como deberían haberlo hecho), a que buena parte de los españoles renieguen de los sindicatos, pero obviando que las instituciones sindicales son necesarias para organizar la defensa de derechos frente a la patronal, el Gobierno y los contratistas.
 
            Lo cierto es que la huelga no ha sido ni un éxito como dicen las cúpulas sindicales, ni un fracaso como dicen los medios progubernamentales e izquierdistas. El resultado ha sido, eso sí, irregular según las zonas geográficas: mientras en Asturias el paro laboral ha tenido un seguimiento de más del 90%, el mayor de toda la nación española, en el País Vasco apenas llega al 15%, la más baja. En Madrid los servicios mínimos funcionaron sin problemas, mientras en Barcelona fue donde se registraron los incidentes más violentos. Para los sindicatos el seguimiento de huelga a nivel nacional fue del 72%, mientras que para la CEOE “no hubo huelga general”. El baile de cifras, tanto del seguimiento de huelga como de las manifestaciones, es normal en estos casos. Un ejemplo claro: mientras UGT y CC.OO. afirman que en Madrid se manifestaron 500.000 personas, la Delegación del Gobierno en la capital de España estima que fueron unos 17.000, estimación compartida con el Gobierno de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento.
 
            Pero Izquierda Hispánica estima que, de seguir la situación laboral como está, y viendo que el Gobierno no va a hacer nada para tratar de contrarrestarla, mientras dice “Amén” a lo que le ordenen desde Berlín y Washington, las bases y los comités de empresa seguirán presionando a las cúpulas sindicales para realizar más huelgas antes de las elecciones de 2012. De lo contrario, Méndez y Toxo podrían tener un problema con estas mismas bases, más grave que el que ya tiene el propio Partido Socialista Obrero Español con buena parte de las suyas, las cuales empiezan a ver peligrar el futuro a corto plazo del partido si Zapatero continúa como Presidente del Gobierno y como Secretario General del PSOE. Por lo tanto, habrá más movilizaciones si hay presión, que la habrá. Y ahí se comprobará otra vez la distancia entre cúpulas y bases en los sindicatos “de clase” de la nación.
 
6.- Lo que Izquierda Hispánica vio en algunas ciudades
 
a) Huelva
 
            Como dijimos, IH estuvo presente en varias ciudades españolas registrando lo que aconteció, como testigo y actor de las movilizaciones. En Huelva capital, la mayoría de piquetes informativos se concentraron, como es habitual, en los centros comerciales. El primer clásico es El Corte Inglés, sitio donde unas 200 piqueteros no pudieron evitar su apertura habitual de las 10.00 horas, gracias a que un efectivo de 30 policías nacionales se encargó de custodiar las entradas. Según información de las ediciones digitales de la prensa local onubense, los secretarios generales provinciales de UGT y CC.OO. entraron en el establecimiento y convencieron a sus dirigentes, que accedieron a cerrar a las 11.00 horas. Las cadenas de supermercados Mercadona y Carrefour abrieron en horario habitual pero cerraron al paso de los piquetes para posteriormente volver a abrir. Respecto al tema de los transportes, la presencia de los piquetes obligó a la empresa Damas de transporte de autobuses interurbano a cumplir los servicios mínimos pactados del 25%. Las vías de acceso por carretera a la capital estuvieron cortadas dos horas desde las 7.00 horas por medio de barricadas y durante toda la mañana la estación de Renfe indicó en sus paneles informativos que no había servicio por la huelga general. Por todos aquellos lugares por donde pasaba la manifestación, casi todos los comercios y oficinas estaban cerrados o con apariencia de estar cerrados durante el paso de la misma. En cuanto a los transportes urbanos, servicio prestado por la empresa municipal Emtusa, los servicios mínimos fueron de un autobús por línea, siendo un total de 9 autobuses y sólo por aquellas zonas por donde no pasaba la manifestación en las horas centrales del día. Se pudo observar, además, por las calles que la huelga en la limpieza vial y la recogida de basuras fue seguida muy ampliamente por sus plantillas: casi todos los contenedoras de basuras amanecieron rebosantes y algunas de ellas sirvieron de combustible, quemándose algunos contenedores en mínima cuantía. La manifestación unitaria convocada partía a las 12.00 horas de la Avenida Andalucía, a la altura de la fuente de los bomberos. El recorrido fue Avenida Pablo Rada, calles Fernando el Católico, Cardenal Cisneros, Avenida Martín Alonso Pinzón (popularmente conocida como “la Gran Vía”) y finalización en la Plaza de las Monjas. Las organizaciones asistentes que pudimos ver fueron UGT, CC.OO., USTEA, IU, Partido Andalucista, diversos colectivos republicanos y juventudes comunistas/bolcheviques y asimilables, grupos de personas individuales (algunas de la cuales portaban carteles en referencia al capitalismo, el hambre en el mundo y temáticas similares). Faltaron algunos sindicatos importantes como CSI-CSIF, CNT y CGT. Según hemos podido informarnos en la web del primero de ellos, la sede onubense amaneció con pintadas insultantes y con silicona en las cerraduras. Consultando en la web del CGT, este sindicato en Huelva se dedicó a las tareas de piquetes informativos. La manifestación finalizó con sendos discursos de los secretarios provinciales de los sindicatos UGT y CC.OO. No sabemos si los restantes secretarios provinciales de los demás sindicatos fueron invitados a pronunciar discursos pero hubiese sido interesante escucharlos. El emblema de la manifestación era “Así, no. Rectificación, ya.”.
 
b) Barcelona
 
La policía en la huelga de Barcelona
 
            La concentración de Barcelona, en cierto sentido, fue atípica respecto a lo que normalmente suele verse en situaciones similares en la Ciudad Condal. Hubo ausencia del catalanismo habitual -exceptuando los sindicatos y sus pancartas oficiales con las banderas de Cataluña, cosa que ya señalamos como perniciosa en el comunicado de adhesión a la huelga-. Mucha presencia juvenil. Probablemente fue la única ciudad española en que fue silbado y abucheo impresionantemente el discurso oficial de los sindicatos, cosa que aplaudimos, el cual lo hizo por cierto Gerard Quintana, antiguo cantante de Sopa de Cabra. El Sindicato Unificado de la Policía Nacional asistió con la bandera de España incorporada en sus emblemas, algo que es digno de mención. Los compañeros de Izquierda Hispánica en Barcelona se encontraron con viejos amigos de movimientos sociales de la Universidad que se alegraron enormemente de ver que no nos habíamos perdido en el marasmo heideggeriano universitario. Se pudieron ver banderas de Uruguay, de la Unión Soviética y de Lady Vaga ( Vaga = Huelga en catalán). En definitiva, estaba lo mejor de cada casa en esta Huelga.
 
La policía guardando las calles de la Ciudad Condal. Se manifiesan al tiempo que mantienen el orden. Contradicciones de una institución formada por asalariados
 
c) Alicante
 
            En Alicante, el diario Información (diario local de Alicante) dice que el seguimiento fue del 80 %, La Verdad dice que el 20% y El Mundo que el 15%. Creemos que ha tenido un seguimiento pequeño respecto a otras ciudades de España. Los polígonos industriales han permanecido prácticamente cerrados, los funcionarios apenas la han seguido y los comercios tenían las persianas a medio bajar para cuando pasaran los manifestantes, volviéndolas a subir luego. Por lo que hemos visto, la huelga en los comercios ha tenido un seguimiento nulo. Creemos que lo que inclina hacia una visión fracasada de la huelga en Alicante es precisamente los pocos comercios que tuvieron que cerrar. La asistencia a los piquetes mañaneros no fue especialmente concurrida. A las 10 y media de la mañana ya se habían disuelto todos. Por la tarde hubo una manifestación a las 19:00. Los porcentajes de asistencia que hemos visto por ahí no explican absolutamente nada, parece que cada uno ha puesto una cifra al tun tun. En cualquier caso había bastante gente. En lo que a la manifestación se refiere, creemos que habría en torno a unos 40.000 asistentes. Los contenidos ideológicos fueron penosos. En Alicante nos sorprendió que no se gritó nada contra Zapatero, pero sí “PSOE y PP la misma mierda es”, por parte del neofeudalista Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) y la filial valenciana del PCE (PCPV).
 
También nos sorprendió la gran asistencia de PCPE, que se comieron a IU (con PCPV) literalmente. Además, aquí en Alicante se llevan muy mal, a matar. Si tuviésemos que sacar una conclusión de esta huelga sería que Izquierda Unida en el Levante no es nada. A destacar también que la mayoría de las pancartas estaban escritas en catalán, junto a banderas catalanistas por todas partes, muchísimas más que las republicanas. La asistencia de los maulets fue muy notable (grupos neofeudalistas de extrema derecha catalanista). Se notó la falta de un proyecto alternativo al vigente, las consignas en su conjunto eran más bien absurdas, cosas como "Més drets, menys crisi". Nada que fuera directamente contra el gobierno o contra el presidente, ninguna mención a Europa, etc. Lo peor, sin duda, es que daba la impresión de que el Estado español era un dique opresor contra la clase obrera catalana.
 
d) Málaga
 
En Málaga, a medianoche sonaron algunas caceroladas y hubo cierto movimiento, sobre todo de la ultraderecha, que pegó en el centro algunos carteles, que todavía estaban frescos cuando pasamos. Eran de los nazis de AN (Alianza Nacionaql) y su lema "Pantomima General" es el mismo que han utilizado -esperamos por su bien que sin saberlo- en el malogrado periódico El Revolucionario.
 
El seguimiento, después de hablar con personas de por ahí, ha sido del 60%, un 15% menos de lo que afirman los sindicatos pero desde luego no ha sido el 15% que mantiene la patronal y que repite sin cesar una y otra vez.
 
En la manifestación de la mañana nos encontramos con banderas tricolores españolas y banderas cubanas y bolivianas. Si cabe reseñar algo es la utilización de consignas aprendidas durante el mundial de futbol "A por ellos, oé, a por ellos, oé", y los gritos de "Zapatero, dimisión", "Zapatero, recorta a los banqueros" (este último de los de UGT) y "PSOE y PP, la misma mierda es". Este último es quizás el que más se acomoda a nuestra forma de pensar en tanto va directo contra el sistema partitocrático. A resaltar: las pancartas populares, realizadas por la propia gente, eran totalmente anti-ZP. Caras de ZP mostrándolo como un imbécil. Hubo algunos altercados cuando se pasaba por una cafetería que había abierto y los piquetes intentaron cerrarla. La policía se acercó y estuvieron gritando durante un buen rato.
 
En general, la Huelga ha paralizado el tejido industrial andaluz, con un cierre casi total de los polígonos pero con un seguimiento desigual en los servicios y una baja participación entre los funcionarios (se habla de una participación del 14-20%).
 
e) Madrid
 
Cartel que muestra que era una huelga contra el PP y a favor de Zapatero, como algunos medios liberal-conservadores e izquierdistas divagantes han afirmado
 
            En Madrid, como ya dijimos, se cumplieron los servicios mínimos, casi como si se tratase de un domingo cualquiera laborable en la capital, al menos en transporte público y otros sectores de la administración pública, que siguieron la huelga general en muy poca proporción. Los piquetes mañaneros apenas tuvieron efectividad, salvo en la industria pesada. Era divertido ver en la Gran Vía a diversos medios de comunicación “anti-huelga” buscar viandantes contrarios a la huelga para entrevistarles y demostrar así que los madrileños no se creían la “pantomima general” en que estaban inmersos (“pantomima” es el nombre que los neonazis Alianza Nacional dieron a esta huelga, y que borregamente han copiado varios medios de comunicación).
 
            La manifestación de la tarde fue, en cierto sentido, contradictoria y caótica. Y nos explicamos, empezando por el último calificativo. Caótica porque la cabecera empezó a marchar con un retraso considerable, y muy poca gente logró adivinar dónde estaba y de dónde venía, aparte que al finalizar la marcha en la Puerta del Sol, los discursos de los líderes sindicales se retrasaron también, sonando hasta tres veces por megafonía unas voces pregrabadas que esgrimían argumentos de justificación de la huelga. Después apareció la ínclita Cristina del Valle (cantautora socialdemócrata) que cantó la canción de los mineros, lo que provocó el éxtasis de algunos manifestantes, que vieron como la “cultura” estaba con ellos tras bajar del cielo. Mientras que otros, bastantes más, asistían estupefactos a un curioso espectáculo en que se cantaba en gallego una canción de origen católico, como si todavía viviésemos en el año 1976. Nosotros nos situamos al lado de los trabajadores en huelga de Telemadrid, consiguiendo además salir en la televisión de PRISA, CNN+.
 
            El baile de cifras no se hizo esperar. Según los sindicatos mayoritarios, 500.000 asistentes a la manifestación; según delegación del Gobierno, Comunidad Autónoma y Ayuntamiento, 17.000. Nosotros estimamos que, habiendo bastante gente, sin embargo no habría ni de lejos la cifra que las cúpulas sindicales esgrimían. Entonces llegaron los decepcionantes para algunos, esperados para otros, discursos de los líderes sindicales regionales y nacionales, siendo como de costumbre más radicales los de los primeros que los de los segundos. Lo que quedó claro es que las bases, aún contrarias a la reforma laboral y al gobierno socialdemócrata, por disciplina e inercia política aplaudieron las palabras de sus líderes, que no hicieron sino dorar la píldora a un gobierno del que dependen económicamente, y al que además le sustentan con infinidad de prebendas y favores, además de proporcionales una buena base electoral, sobre todo la UGT, sindicato socialdemócrata por excelencia. Lo único destacable fue en el discurso de Toxo, el cual, aún dejando más que claro que no era una huelga contra el PSOE y el gobierno, sino que pedían su rectificación para que no gobernase “la derecha”, también dijo que había “otra izquierda a la izquierda del Parlamento” a la que se podía votar (alusión implícita a Cayo Lara, presente en la manifestación, secretario general de Izquierda Unida), y anunció que si Zapatero quería suicidarse que era problema suyo, dejando abierta la puerta a nuevas movilizaciones y paros laborales. Esta fue la diferencia más importante entre los discursos de Cándido Méndez (secretario general de la socialdemócrata UGT) e Ignacio Fernández Toxo (secretario general de Comisiones Obreras, sindicato creado durante el franquismo de manera clandestina, cuando los militantes del Partido Comunista de España se infiltraron en el Sindicato Vertical de la pasada dictadura, siguiendo el consejo y las órdenes de Stalin).
 
f) Sevilla
 
            En Sevilla hubo bastante gente en las calles, la mayoría con Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores. Pasamos por los polígonos industriales de la ciudad en coche, y vimos los piquetes huelguísticos de la empresa de transporte por autocar Damas, que en la puerta de la cochera central estaban quemando neumáticos. Ni siquiera realizaron servicios mínimos. También se presentaron, pero en menor cantidad, simpatizantes y afiliados al sindicato histórico anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
 
            También se presentaron los oportunistas, ahora semi-secesionistas, del Partido Andalucista (PA), los cuales al final de la manifestación cantaron el himno de Andalucía, siendo abucheados y abochornados por el resto de manifestantes que, para tapar su boca, empezaron a cantar La Internacional.
 
7.- Conclusiones
 
a)      Izquierda Hispánica considera que la jornada de huelga general del 29 de septiembre de 2010 no fue un éxito rotundo como dicen los sindicatos mayoritarios, ni un fracaso como aseguran los socialdemócratas más cercanos al Gobierno de Zapatero o los liberales. Se trata, a nuestro juicio, de una puesta a punto de unos sindicatos en entredicho entre la población española que, sin embargo, ha conseguido aumentar la presión sobre un Zapatero en horas bajas que ve cómo los suyos se revuelven contra su nefasta presidencia de España.
b)      Izquierda Hispánica estuvo a favor de la jornada de huelga general porque considera que, en primer lugar, la reforma laboral perjudica al conjunto de los trabajadores y asalariados españoles, por lo que veía necesario movilizarse contra esta reforma impulsada por el PSOE (la cual también impulsaría el PP, aunque las movilizaciones contra él fuesen más contundentes por razones ideológicas que ya hemos comentado), y en segundo lugar, porque aunque fue una jornada de huelga organizada tarde y mal, era necesario mostrar al Gobierno de la Nación Española que los que consideraba sus “amigos” o potenciales votantes, no lo son tanto.
c)      Creemos asimismo que es necesario participar y continuar apoyando nuevas convocatorias de paros laborales, sean generales o parciales, contra no ya sólo el Gobierno de Zapatero, sino contra la situación de crisis económica y precarización laboral que vive España, hasta que lleguemos a un punto en que en esas protestas laborales se haya de tener conciencia de que el problema no es quién gobierne el Estado de las Autonomías, sino el Estado de las Autonomías mismo y la Constitución Actual de 1978, fuente de la mayoría de los males actuales que aquejan a la Patria, incluída la política sindical, partitocrática y laboral.
d)      Izquierda Hispánica, sin renegar de los pilares fundamentales de su ideología (Materialismo Filosófico, Hispanidad, Socialismo), cree que hay que trabajar en la medida de nuestras posibilidades, codo con codo, con los trabajadores y asalariados españoles, desde la lucha por derechos básicos hasta reivindicaciones políticas maximalistas, ya que sólo así progresivamente puede construirse, no ya una alternativa al Orden Establecido, sino la solución al mismo. Solución que sólo puede venir desde el trabajo diario en las instituciones más importantes del ámbito tradicional de las izquierdas políticas (también de otras instituciones básicas para la Unidad de España), en vez de la crítica desde la atalaya, crítica necesaria y positiva siempre, pero alejada de toda acción política.
 
Estaremos en la próxima jornada de huelga, con mayor intensidad si cabe que en la pasada del 29 de septiembre. Que Zapatero deje el poder no puede ser el fin, sino un medio para llegar a las metas políticas que España necesita para reentrar con buen pie en la Historia Universal. España está a la espera, e Izquierda Hispánica ha de ayudar a hacer que esa espera ilusione, movilice y una a todos los españoles en la lucha por derrotar a los que sitúan al pueblo en situación de apatía, de resignación y de cómplice servidumbre. Seguiremos en la lucha por el cumplimiento de nuestro lema:
 
Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo.