Hacia la séptima generación de izquierda

Revolución Mexicana

Hoy, 20 de Noviembre, se cumplen cien años del inicio de la Revolución mexicana, movimiento iniciado por Francisco I. Madero desde las filas del Partido Nacional Antirreleccionista y que buscaba precisamente evitar la reelección de Porfirio Díaz, quien hasta entonces había gobernado el país durante 30 años.

Se toma como punto de partida del movimiento la promulgación del Plan de San Luis, redactado en San Antonio, Texas, en el cual se llamaba a la lucha armada. En 1911 Madero llega al poder, donde permanecería hasta 1913, cuando fue asesinado. Comienza así una guerra entre caudillos que se disputan el control del país, hasta que en 1917 Venustiano Carranza promulga la actual Constitución y en 1920 queda constituido el Estado posrevolucionario, con la presidencia de Álvaro Obregón.

Debido al gravísimo problema de violencia que atraviesa el país (como resultado de la lucha contra el narco), es frecuente conocer el pensamiento de personas excéntricas con acceso a los medios de comunicación o las redes sociales, quienes simplemente dicen que la Revolución no cambió nada o fue sólo un baño de sangre. En tiempos de confusión, siempre habrá sofistas que inviten a hacer tábula rasa.
A ellos habría que recordarles que en 1929 fue fundado el Partido Nacional Revolucionario, el PNR, antecedente del Partido Revolucionario Institucional, que formarían las instituciones que durante décadas han regulado la vida de los mexicanos.

Bajo el auspicio de estos gobiernos sería fundado el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores y la Secretaría de Educación Pública (bajo la dirección del filósofo mexicano José Vasconcelos entre 1921 y 1924), entre muchas otros.

Será con la corrupción del mismo PRI y la final estocada del Partido Acción Nacional, que se ha caracterizado por la demolición generalizada de las instituciones, que todos esos esfuerzos entrarán en crisis. Pero la crisis no es motivo para renunciar a la eutaxia, al mismo tiempo que se convoca a un baile nihilista sobre el maltrecho Estado mexicano.

Por el contrario, el aniversario de la Revolución es un momento más que propicio para conocer nuestra historia y legitimar una sociedad racional, porque sólo de esa forma se puede estar preparados para lo que vendrá: la defensa de la nación política en un escenario en el cual los problemas y las amenazas nunca estarán excluidos del futuro.